La motivación es una energía positiva interna, una combinación de entusiasmo y percepción clara que nos permite cumplir un cometido.
La motivación nos mantiene decididos y en marcha; de otro modo, es fácil distraerse por los problemas, novedades y ociosidad. ¿Qué hace la motivación? Nos mueve de una realidad a otra, de donde estoy a donde quisiera estar. La motivación se mantiene cuando el sentido de finalidad, de la identidad y la contribución se cumple.
Cuando queremos reactivar nuestra motivación, tenemos que examinar lo siguiente:
¿Qué quiero?
¿Qué deseo?
¿Qué valoro?
¿Qué necesito?
¿Con qué disfruto?
¿Qué entiendo?, y sobre todo,
¿Qué amo?
Cuando nos sentamos a reflexionar en las respuestas a estas preguntas, se convierten en la base para activar nuevos entendimientos y tareas, a los que he olvidado prestar la atención adecuada y no he desarrollado adecuadamente. A lo largo de la vida es necesario, de vez en cuando, dar un paso atrás, volverse silencioso y redefinir, reevaluar y experimentar, una y otra vez, aquello que sabemos, o que creemos saber. Es un ejercicio sencillo, que, si se realiza con sinceridad, estimula la novedad en nuestros pensamientos y en nuestra pauta motivacional.
Por lo tanto, para cambiar o ampliar mi pauta, tengo que
redefinir
reexaminar
reorientar
reaprender
Entonces se genera frescura, creatividad y calidad.
La motivación lograda depende de tener un objetivo claro. ¿Hasta qué punto creo en mi objetivo? La fe en mi objetivo determina la calidad del esfuerzo y la disposición a aceptar retos. Habrá una renovación lograda de la motivación cuando me dé cuenta de que siempre tengo la oportunidad de ejercer mi capacidad de elegir.