1º. Ayudar a conocerse
El primer paso es ayudar a nuestro hijo a conocerse. Ello implica que de una manera realista le ayudaremos a descubrir sus cualidades en diferentes ámbitos: su propio cuerpo, respecto a los estudios, en la relación con los demás, en su forma de afrontar las cosas…
Recordemos que las definiciones y etiquetas que establezcamos serán las que irán construyendo su auto concepto – autoestima. Cuidado con lo que decimos.
2º. Valorar sus logros
Desde pequeños, debemos valorar los pequeños logros de nuestro hijo o de vuestro alumno. Con realismo, sin exagerar, pero valoren los pequeños o grandes logros y conquistas que va realizando.
La lista puede ser interminable: recoger la mesa, los juguetes, dormir solo, vestirse solo, comer solo, sus deberes escolares…
En primer lugar, los padres puede expresar en voz alta estos logros, pero poco a poco, podemos ayudar a que sea nuestro hijo quién tome conciencia de ellos y sea él mismo quien los descubra y valore
3. Evitar etiquetas negativas
“Etiquetar” no es adecuado, aunque suele ser inevitable; pero las etiquetas negativas mucho menos. Tienen que evitar ese tipo de definiciones de nuestro hijo desde el principio, porque de alguna manera crea unas expectativas de forma que tratará de responder a esas ellas, aunque sea de manera inconsciente.
Por tanto, etiquetas como, tonto, inquieto, tímido, desordenado, vago, miedoso, inseguro, inmaduro, malo, mentiroso… hay que evitar emplearlas.
4. No hacer profecías negativas
En la educación de los hijos hay que regañar, corregir e indicar lo que se hace mal. Sin embargo, hay que evitar las críticas negativas o destructivas.
Ese tipo de crítica solo resalta lo negativo, no tiene intención de mejorar, sino dejar en evidencia los errores, sin dar pistas sobre cómo se puede hacer adecuadamente la próxima vez.
Pero además, ese tipo de crítica suele tener una carga de profecía negativa. Estas son expresiones y valoraciones negativas que tienen el carácter de sentencia y de profecía de lo que ocurrirá en el futuro: “nunca conseguirás hacer nada bien”, “al final, eres un desastre”. En el caso de los niños, cierran toda posibilidad de mejora. Además está desmostrado que al emitir una profecía negativa, de manera inconsciente toda la conducta se orienta para que esta se cumpla.
En ocasiones los nervios o el enfado nos puede jugar malas pasadas, pero tratemos de evitar este tipo de comentarios, tanto si somos padres como si somos educadores. Al contrario, mande mensajes de esperanza y mejora
5º. Toma de decisiones
Las personas con baja autoestima son inseguras y les cuesta tomar decisiones, prefieren siempre que otros decidan por él.
Poner en situación de decidirse, con sus riesgos e incertidumbres, es otra forma de construir la autoestima.
Desde pequeños podemos ponerlos a que tomen pequeñas decisiones: ofrecer dos sabores de yogurt, dos prendas para vestirse, entre una actividad extra escolar y otra… dejarlos que ellos decidan por sí mismo es una buena estrategia.
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