El desafío de los niños desobedientes hacia sus padres




Los niños desobedientes tienen un temperamento fuerte, buscan el enfrentamiento, son desafiantes, miden continuamente las fuerzas y quieren ser el centro de atención. Lo malo es que con frecuencia lo consiguen; unas veces por agotamiento de los adultos y otras por perseverancia suya.

La mayoría de las veces los niños desobedientes están hechos “un lío”; no dejan de ser niños y como tales necesitan la seguridad que les podemos proporcionar los adultos. Pero un padre que duda continuamente cómo afrontar sus desafíos, cómo reaccionar ante sus desplantes, ante sus “oídos sordos”, no es el mejor ejemplo de seguridad y equilibrio. Ellos piensan que nosotros deberíamos saber siempre lo que tenemos que hacer, y no comprenden que dudemos tanto; a veces, sus actitudes son extremas, buscan la provocación ¡para ver si, por fin, reaccionamos y actuamos!

¿Qué hacer con los niños desobedientes?

1. Poner unas normas claras a los niños desobedientes, que sepan qué ocurre cuando desobedecen. Ejemplo: las cosas las diremos sólo una vez y si no haces caso las consecuencias serán “éstas” (según sea el caso y la edad le llevarán a su cuarto para que recapacite, no le prestarán atención...)

2. Actuar inmediatamente sino obedece; no entres en pelea. (En el caso anterior, apagar la televisión y llevarle a su cuarto a hacer los deberes).

3. No caer en las provocaciones de los hijos desobedientes. No contestar a sus quejas, directamente hacer lo que se les dijo.

4. No intentar razonar con él cuando desobedece; es inútil, sólo intenta “llamar la atención y  ganar tiempo”.

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