Cuando pierdes alguien
querido emocionalmente y mentalmente queda una cicatriz marcada en tu memoria
fragmentada y momentos que pasan con el recuerdo que dejaron…. Y esas cicatrices duran para siempre, marcadas en el corazón.
No estoy segura de cómo se
describe estas emociones, de llantos o de resignación persistente que sigue cuando muere un ser
querido. Respirar requiere
esfuerzo. Los órganos se van a huelga se empiezan a portar mal. Tu cabello no funciona, no digieres bien la
comida, no puedes dormir, se nota en tu piel,
te vuelves irritable, sensible, después, la vida se sacude hacia delante tan
fuerte que desafía a la física.
Cuando te enteras que se
muere tu padre se paraliza todo no importa si estas inmersa en una multitud de
gente o rodeada de aquellos que te quieren. Como me sucedió.
Perder
a alguien tan importante, e influyente es una experiencia que ningún libro o medicina
o palabra hará quitarte el sentimiento de que ya no está.
Te das
cuenta que el mundo no se detiene para
ti, el reloj sigue marchando, las cuentas siguen para cobrarse, hay que hacer
fila para tramites sin importarle a nadie tu dolor, hay que formarse y esperar
para que te den respuesta a qué hora va ser el velorio, la entrega del cuerpo,
con que hay que vestirlo, hasta que pagues todo lo puedes enterrar etc. momentos duros que nadie te explica solo lo
tienes que ir viviendo y así es… la vida
continua y la gente sigue haciendo su vida, moviéndose, a pesar del hecho de
que puedas sentir que tu mundo entero se ha detenido. Y como leí algún día La única manera de curarse es seguir
moviéndose.
Por otra
parte tus problemas no siempre van a estar presentes en la mente de todos Cuando
estás viviendo tu propio duelo aun siendo parte de una gran familia y amigos
cada uno vivimos duelos diferentes y entiendes que los demás siguen con su vida
y no estás presente en ellos. Puedes sentirte como si estuvieras gritando y
sacudiendo las barras de la vida, pero que aún así nadie te escucharía.
En estos
momentos mi vida se para un poco a
reflexionar sobre el aprendizaje que dejo esa persona en tu vida y valoras lo
que tienes y aprendes a cerrar círculos. Sin importar el porqué no se hizo esto
o tal cosa. Entiendes que son procesos que estaban destinados a terminar de esa
manera no por ello fácil de
asimilar.
El vivir
fuera de mi país y de mi gente me hace pensar que el amor no tiene límites. A pesar de vivir lejos de mi familia y
estar lejos al momento de fallecer mi padre ha sido muy duro y difícil de
explicar pero me doy cuenta que aun en la distancia siempre estuve presente a
su lado y que nunca se va perder esa relación sin importar la distancia, tiempo
y espacio en la que nos encontremos. Y aun asi no puede ser remplazada con
nadie.
Justificar
a la muerte puede encaminarte en un viaje sin explicación alguna. Es un gran misterio y lo seguirá siendo el
momento que debemos llegar ahí. Ninguna cantidad
de ruego, llanto o grito podría posiblemente arreglar lo que sientes. Y tampoco
puedes regresar el tiempo ni los momentos. Con defectos y sin defectos nuestra
perdida amada hace que sea único y esto marca
la diferencia y hace ser irreparables para nuestro recuerdo. Pero con todo esto debemos ser agradecidos por lo que aún tenemos. Y decirle a nuestros
padres, hermanos, hijos, y amigos lo importante que son en nuestras vidas no
importando las diferencias.
La gente
más feliz es aquella que valora lo que ya tiene más que concentrarse en lo que
no. Si perdiste algo o a alguien
querido, toma un momento para apreciar lo que aún tienes a tu alcance, sin
importar lo grande o pequeño que sea. Y dejar ser víctimas de todo que eso no nos
hace bien alguno, dejando pasar momentos
agradables.
La motivación, sueños, metas,
concentrarse en seguir adelante no sólo te va a mantener lejos de quedarte
pegada en tu pasado, sino también ayuda a purificar tus pensamientos y de poder
fomentar apreciando la vida.
Y pensar que no es un adiós
definitivo si no un hasta luego que finalmente todos vamos para allá. Y que el
recuerdo, los momentos, el aprendizaje, los consejos siempre se quedan, como el
amor al arte, al romanticismo, amor a la pintura, a la creatividad, a la música, al
buen comer, a saborear un buen vino, una tarde con la familia, a desafiar el no se puede, al ser diferente, a
reírse de los problemas, de contar tu propia historia, el mantener a tu familia
unida, a disfrutar de los viajes, esto y mucho más me deja mi padre que siempre
estará conmigo y agradezco que mis hijos y esposo lo hayan amado.
Adiós Papá
I.Tatiana A.