La realidad es que no hay camino seguro, perfecto o lineal, todo camino siempre será incierto si camino se puede llamar. Pero en esta inseguridad existe un gran regalo que sólo puede ser visto si nos aventamos y aventuramos al vacío.
Este es el regalo de la sorpresa que nos hace sentir vivos, llenos, apasionados, arriesgados, valientes, fuertes, etc. Pues de nada sirve quedarse en casa y resguardarse en la seguridad de nuestro huevo de confort, si nos estamos perdiendo de la vida misma.
Estaremos simplemente en un estado de hibernación constante que sólo nos producirá un estancamiento de depresión y frustración, y que además no nos garantizará seguridad total pues de a poco moriremos en vida. Sólo el estado alerta, de caminar con paso firme y sin mirar atrás, nos dará la única seguridad que existe; vivir plenamente. Pues sin importar las caídas, las dificultades, los desafíos; este camino nos llevará a la verdadera evolución y transformación de nuestro ser que representa la verdadera plenitud. Quizá haya momentos en donde se vislumbre más luz y veamos con más seguridad lo que se encuentra en frente, quizá otros momentos estaremos a ciegas, pero siempre conectados a nuestro corazón que está dispuesto a enfrentar al miedo y aceptarlo como un amigo del mismo camino.
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